MUNDIAL TURQUÍA 2010
91-57: España derrota a Líbano y prepara el gran reto
9/1/2010 - 7:17 PM
Victoria obligada ante Líbano y sensación de que nuestra selección retoma fuerzas y estilo para afrontar los próximos partidos claves. Desde ahora cada duelo será una final, un nuevo reto hacia la consecución del objetivo. Nadie dijo que esta empresa fuera fácil y en el desafío deportivo del “más difícil todavía” está el gran aliciente de los próximos días. Y el siguiente reto, Canadá.
Área de Comunicación FEB
Sí, el Mundial está caro para todas las selecciones, sin excepción. Por eso y tal como recuerda Pau Gasol desde la distancia, la verdadera suerte del campeonato empieza a jugarse en los cruces donde deberá afrontarse cada partido como una final. Lo vivido hasta ahora debe servir para apuntalar las virtudes y corregir los defectos. De nada sirven lamentaciones sobre lo que pudo ser y no fue, sino que lo importante en deporte siempre es mirar hacia delante, hacia el siguiente obstáculo, en este caso hacia Canadá, próximo rival español en el último partido de la primera fase.
El camino hacia las medallas ya ha empezado y parte de la mejora de un juego de máximos y mínimos. España ha demostrado durante algunos momentos en este campeonato llegar a un nivel altísimo tanto en lo referente a la defensa como en la velocidad de sus transiciones. Pero también ha mostrado momentos de “mínimos” – problemas de rebote defensivo con el consecuente problema de contraataque y bajos porcentajes en los tiros libres - aprovechados por los rivales para ponerla contra las cuerdas. Son esos mínimos los que nuestra selección debe pulir para afrontar con garantías cualquier reto que se le ponga por delante. Es el momento de unir fuerzas, de detectar aspectos de mejora y afrontar ese desafío con la valentía necesaria para triunfar.
Frente al Líbano victoria obligada pero no cómoda en la primera parte. Era éste uno de los pocos partidos en los que España y cualquiera que aspire a podio tiene la obligación absoluta de no fallar. Porque ahí sí que la diferencia de nivel no concede dudas y no ganar equivale a fracaso. Ahí sí que las distancias son indiscutibles y por lo tanto el luminoso no tiene razones para no evidenciarlas. Sin embargo, en los primeros dos cuartos, el camino no fue tan fácil como se imaginaba porque a los malos porcentajes en tiros de tres y tiros libres de España se unió la concesión de demasiados segundos tiros a un rival que cargaba el rebote ofensivo con fuerza no sólo consiguiendo anotar sino además impidiendo que nuestra selección corriera el contraataque. Fue en el momento en que España aseguró las capturas atrás cuando consiguió irse al descanso con una significativa ventaja.
Tras el descanso la velocidad se convirtió en el argumento incontestable de España con Llull volando, con Marc Gasol – máximo anotador - acabando contraataques por el centro e imponiendo su superioridad física, con Raül sacando perfectamente el contraataque. Fue un tercer cuarto impecable que dejó el partido resuelto con +25 (72-47) en el marcador. Y de ahí hasta el final el objetivo de disfrutar jugando, de recuperar sensaciones, de identificar esos aspectos que convierten a nuestra selección en una potencia indiscutible. Porque nuestros “máximos” nos permiten competir y ganar a cualquiera y por lo tanto hay que localizarlos y explotarlos con más frecuencia, con más continuidad.
ESPAÑA, 91 (22+10+29+19): Rubio (2), Navarro (5), Fernández (5), Garbajosa (7) y Marc Gasol (25) --cinco inicial-- López (-), Llull (6), F. Reyes (8), Mumbrú (9), Vázquez (15), Claver (6) y San Emeterio (3).
LÍBANO, 57 (21+22+15+10): Fahed (7), Mahmoud (5), Abdel-Nour (-) Freije (-) y Vroman (22)--cinco inicial-- Stephan (-), Kanaan (3), Akl (-), Fakhreddine (3), Reda (-), El Khatib (10) y Rustom (7).
ÁRBITROS: Srdan Dozai (CRO), Luigi Lamonica (ITA) y Heros Avanesian (IRL).
PABELLÓN: Izmir Halpakinar Sports Hall.